lunes, 26 de julio de 2010

Murphy y las relaciones

En el momento en el que cruzamos el umbral de una relación donde el foco de luz brillante que lo hace todo perfecto disminuye un poco, nuestra confianza hacia el otro comienza a caer. Para algunos casi imperceptiblemente, pero para otros, como cuando se les cayó el celular desde un 4to piso: va como en cámara lenta; pero en el fondo sabes que cuando llegue al suelo, quedará hecho pedazos.


Y es justo entonces cuando sucede algo que te pone a ti y a tus palabras de amor en entre dicho. Siempre va a pasar que olvides el celular en algún sitio y que tu pareja lo tome en el preciso momento en el que alguien (que puede ser tu ex) te escribe o te llama para alguna gafedad. O que estés caminando por un centro comercial y un conocido de tu pareja te vea en el acto de abrazar a alguien. No importa si era alguien que no veías en años. No importa si era para una foto. Ni si era de las personas que dan abrazos gratis en plazas. Una vez que tu pareja se entere, son muchas las cosas que pueden suceder, y empezará a pedir explicaciones.
En estas épocas súper tecnológicas, una pareja puede dejar de serlo por cosas tan ínfimas como cambiar el estado de Facebook. En el caso de que te encuentres en la incómoda situación de darle explicaciones al otro, la primera regla es permanecer calmado. La segunda, es mantenerse alejado lo suficiente para evitar posibles agresiones físicas, y suficientemente cerca para prevenir el lanzamiento de objetos contundentes contra ti.
Pero no desesperes. A pesar de que seas culpable hasta la médula de lo que se te acusa, aún puedes salir victorioso de esto. Lo mas importante, una vez que sabes de qué te quieren inculpar, es siempre esperar lo peor: la rebanada de pan que se te cayó siempre va a dar con el suelo por el lado que tiene mantequilla, el vagón de metro en el que te montes nunca va a tener aire, cuando estés en medio del tráfico tu canal jamás se moverá tanto como los demás, y tu pareja siempre puede tener un arma de fuego escondida.
Una vez aceptado mentalmente estos hechos, lo demás ya no es tan difícil. No culpes a terceros, así tengan la culpa, porque hacer eso es de cobardes. Y lo más importante, si lo que sucedió no es algo que te convenga explicar, niégalo hasta la muerte. No importa que tengan fotos del incidente. No importa que lo hayas confesado borracho y lo hayan subido a Youtube. Si tú dices que nunca estuviste ahí, pues tu pareja tendrá que creerte.
Sea lo que pienses que vaya a suceder: que termine contigo, que te perdone o que le corte la cabeza a tu perro y la coloque debajo de las sabanas, es básico recordar siempre la primera premisa de las leyes de Murphy: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario