lunes, 26 de julio de 2010

Me llaman “Polvín”

Eran las 10 de la noche del sábado y la pasé buscando. Cuando la vi llegar no lo podía creer: era una mujer realmente hermosa. Hasta ese momento nunca la había visto en persona, estaba más buena de lo que aparentaba en fotos. Era la primera vez que nos veíamos y no podíamos aguantar las ganas que sentíamos pero, extrañamente, estaba muy nervioso.
Llegamos a la fiesta de un amigo y entre un trago y otro nos pusimos en ambiente. Rápidamente noté que era desinhibida —lo cual me encantaba— y cuando menos lo esperaba me susurró: “vamos al carro”, con una voz muy sexy. Yo cual macho vernáculo no lo pensé dos veces.
Fuimos hasta el carro y las cosas se estaban poniendo calientes. Mientras nos besábamos, ella se detuvo, miró el reloj y con una voz acelerada me dijo: “son las dos de la mañana, es ahorita o nunca nos volvemos a ver”.
¡Qué directa!, pero ni loco me perdía esa oportunidad. Prendí las luces internas del carro para que mis amigos vieran al mujerón que estaba conmigo. Todo iba muy bien, pero algo pasó, no había pasado ni diez segundos y de repente… estaba ahí. Sí señores, tan solo diez segundos duré.
Mis amigos no paraban de reírse desde afuera del carro. Toda la fiesta se enteró y me llamaban polvín. La pena no duró hasta ahí. Cuando la estaba llevando a su casa hizo que me parara a un lado de la calle y con voz de frustración me gritó: “¿TÚ ERAS VIRGEN?, ¿YO FUI TU PRIMERA VEZ?” Yo estaba bastante apenado y para que no pensara que era tan mala cama le dije que sí. Como es lógico, se empezó a reír y me dijo: “¡Con razón!”. Lo que me provocaba era bajarla ya mismo del carro y desaparecerme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario