Mi primer contacto sexual con una mujer fue hace dos años, en una fiesta en su casa. Fui gracias a un amigo que teníamos en común, que era homosexual. Durante la noche comencé a sentir una atracción por la anfitriona de la fiesta que no podía definir. Simplemente sentía ganas de conocerla más y no le quitaba la mirada de encima durante toda la noche. A donde ella iba, yo trataba de estar sin que se diera cuenta.
Como a las dos de la mañana, después de que todos se terminaban de ir y luego de haberme tomado unas cuantas botellas de vino, le pedí que me diera un beso —de una manera muy coqueta y sobre todo sensual mordiéndome los labios—. Ella se quedó totalmente fuera de lugar, porque momentos antes le comenté que yo nunca había estado con una mujer. Dudó en dármelo, pero como ya estábamos bajo los efectos de los traguitos, me dio un beso súper divino. Bueno, yo quedé con ganas de más y me atreví a decirle: “¿me haces el amor?, sin dejar pasar ni un instante nos besamos desenfrenadamente en el sofá, nos estábamos acariciando: ella me pasaba sus manos por mis piernas y la fricción de sus uñas con mi pantalón me estaba enloqueciendo.
Me tomó de la mano y me llevó a su cuarto. Yo estaba súper nerviosa, tanto así que sentía que me temblaba todo, hasta la voz. Ya en su cama ella continuó besándome y pasó a quitarme la ropa de una manera muy sensual —¡debo admitirlo!—. Poco a poco fue tocándome todo el cuerpo con roces muy sublimes, tiernos y apasionados, logrando que todo mi ser se excitara gracias a la suavidad de sus manos; ella se dio a la tarea de provocarme tanto que en mi interior solo resonaba: “hazme tuya”.
Mientras que yo lo deseaba, su lengua jugueteaba dándome placer; no fue sino hasta que ella se dio cuenta que ya me estaba volviendo loca por sentirme suya que me hizo el amor como si me conociera de toda la vida y logró que alcanzara unos orgasmos fenomenales, mucho mejor que cualquier hombre con el que me había acostado. Lo hicimos durante toda la noche sin parar, la pasión existente entre nosotras se reflejó claramente en la cama, fue tan espectacular que no puedo describirlo y desde ese día mantuvimos una relación de 1 año y 2 meses.
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